Sigue todo igual, cantidad de agua

Sigue todo igual
cantidad de agua
esta vez se pincho el termotanque.
Pienso que me tienen de rehén
el chabón que debería venir a cambiarlo, dícese plomero
 y el de la inmobiliaria por garca
porque esto iba a pasar, me desoyó
cada vez que iba y le decía primero lo de la cadena del baño,
que tiro agua con un balde, desde hace meses
 pero después lo del termotanque,
que perdía agua
y como si solucionara cosas,
quizás mas importantes,
movía papeles de una carpeta a otra.

Tanto no me caliento igual,
dejo que el agua invada la cocina
que se junte bastante
y después la junto con el secador
y la saco fuera
para el pasillo
con golpes secos
la escurro
un toque juego con el agua
me da vergüenza decirlo,
pero me acostumbro rápido a la desidia.

Con el tema de la ducha
ahí se me complico
algunos días solamente me lave el pelo, la cara y las axilas con el agua de la canilla fría, y las otras partes con un jarrito.
Otros días calenté agua en la pava y fui templándola en un balde para luego echármela en el lomo.
Otros, me fui acercando, tímida al principio, algunas partes
desnuda y de pie en la ducha me bañe con agua fría
estos estuvieron particularmente interesantes
cuando ya en confianza me comprometía con la ducha
y de mi cuerpo salia vapor,
un toque flashe.

Por ahí caí que estaba embarcada en un gran problema
cuando el vecino me contó que se preocupo,
cuando un día que no estuve,
por debajo de mi puerta salia agua.

Paradójicamente al día siguiente,
el barrio se quedo sin agua,
mi vecino no advirtió esto, y se lo adjudico a un problema en la llave principal de la toma que alimenta todo el pasillo,
como la otra vez  no hace tanto, que se reventó uno de los caños de esa toma,
pero como esta está casi en la puerta, casi en la vereda,
los vecinos llamaron a la proveedora
y tuvimos suerte,
porque se hizo cargo del arreglo aguas pampeanas o como se llame ahora.

La cosa que Hugo, mi vecino,
ese día se fue
y dejo todas las canillas de su casa abiertas,
pensando que el problema era ese,
llamo a un plomero para que viniese al otro día al mediodía.
Cuando el agua volvió, y él no estaba, se inundo todo su departamento.

Mala mía.

Esto aún no tiene final.







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